Te dirías trasladado, de repente, no a la Corte del Rey Arturo, vía Mark Twain, sino hasta un sórdido garito controlado por Alfonso Capone. Los más turbios estilemas de la novela negra “hardboiled” (o sea: la más cocida y la más cruda) desfilan ante tu vista, uno tras otro, para dar y tomar (por elevación de estilo, no especificaremos). Pepe Carvalho, hijo putativo Montalbán y notable detective gastronómico, iba a ponerse botas y botines. Ahí es nada una infanta imputada, un duque erecto, un rey de cacería (no solo de elefantes), una rubia peligrosa, un tesorero que se queda con la llave del tesoro, un socio chantajista, pingües fortunas amasadas con dineros del Pueblo… Corrupción desalmada a la que resultaría ocioso aplicar ventiladores… España, capital Suiza, ¿no te digo…?
En paralelo, ciudadanía con hambre por la miseria, que ni siquiera tiene donde caerse de pie, dignidad desahuciada, mientras voces ministeriales llaman al millar de millones nadería y “bagatela”, tela vaga de cubrir tanta incompetencia y tanto desafuero…
Los guionistas de este pulpo ficticio manejan los tiempos de la trama, administrando los “efectos sorpresa”, a través, p. e., de exclusivas periodísticas mundanas. Ya no interesaría tanto descubrir al asesino como encontrar al mayordomo encargado de servir, sumiso, a los Amos execrables del Neoliberalismo.
Mientras tanto, nosotros, sus lectores, extras sin frase de un argumento donde no cuentan víctimas sino cuentas bancarias, aguardamos el desenlace de tanto Rocambole, tanto Arsenio Lupín, tanto Fantomas que anda suelto, con la sospecha, ay, de que así van a seguir por mucho tiempo.
En todo este contexto de farsa y de licencia, nuevos factores se suman al quilombo. A la vieja izquierda republicana –desde la transición aplazando su momento, con excusas, a menudo, banales– pareciera se le han adelantado por la margen derecha: voces diferentes a las suya demandan, pero ya, cambios en jefatura. ¿Llegará a tiempo de situarse en vanguardia, tras su larga sonata en cuarteles de invierno…?
Veremos cómo termina la novela…
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