Protagoniza una de las secuencias más brutales y frías que recuerdo haber visto últimamente. Barcelona, día. Dos parejas de ancianos, en la primera fila de una concentración ciudadana, absolutamente pacífica.
Aparece en escena un agente uniformado. Gafas oscuras y aspecto imponente. Sin mediar palabra, empuja, de manera brutal, injustificada y prepotente, a la primera pareja, hecho lo cual, se dirige a la segunda y repite la hazaña, para luego alejarse del lugar de los hechos con aire visiblemente satisfecho.
Yo sólo me pregunto si, dada la facilidad existente para identificarle- tiene cara y, espero, responsabilidades civiles y/o penales-, las Autoridades Competentes, de existir en España a estas alturas, le habrán llamado ya para notificarle una sanción, de la que no excluiría una expulsión del cuerpo. No se puede poner a defender la Ley y el Orden a alguien capaz de conducta semejante, a no ser claro está, que hubiese
recibido "órdenes de arriba"; ni aun en ese caso, la "obediencia
debida" exculparía esta clase de comportamiento.
Efectivamente, "da ganas de llorar" el saber que este tipo de atropellos, por repetidos, son, hoy en España, la moneda del cambio: el paso de la Democracia a los albores de un fascismo que, todavía- pero todo se andará- no se atreve a decir su nombre…Lo están llamando "crisis"…A la propia Gioconda se le hubiese helado la sonrisa…
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