El Contador de Sombras

El Tribunal de Justicia europeo acaba de advertirnos que nuestra política de desahucios es desproporcionada y abusiva. El gobierno responde, por su parte, que piensa tomar nota con vistas al futuro: no considera efectos retroactivos. El abuso, la desproporción, van a quedar impunes: son el signo de épocas crueles y sombrías… Ya nos había quedado claro anteriormente: la solución a los problemas económicos o el paro, en instancias ministeriales españolas, pasan por la novena a la Virgen del Rocío.

Lo que me estoy preguntando, a estas alturas, es cómo se mide en cifras todo ese dolor que están causando en la ciudadanía, objeto del abuso, su víctima inocente. Sucede algo parecido con las guerras: la Guerra Civil Española y su millón de muertos, prisioneros, desterrados, reprimidos a lo ancho de la larga dictadura…Ellos disponen de estadística y análisis. Al dolor, la zozobra, la pena negra, todavía no hemos sido capaces de inventarle un guarismo porque pase a la Historia Universal de la Infamia. Bergman, el sueco, le buscó una palabra adecuada: él, al dolor, lo bautiza y matiza de “vergüenza” (atañe también a los verdugos).

El dolor del parado y su familia; del desahuciado; del desposeído, a punta de decreto, de sus bienes; de una juventud sin horizonte; de un tejido social bajo amenaza: “Iremos a por ti, no te preocupes…; tú, por si acaso, procura no moverte”, le ha advertido el Sistema. Dolor, vergüenza y miedo…Eso, ¿cómo se pesa…, en qué balanza…? Intentan, además, convencernos- para incautos hemos sido educados- de que este “estado de sitio” no tiene responsables directos ni causas materiales (el afán de enriquecimiento ilimitado de unos cuantos, una vez se ha eliminado la capacidad de resistencia de las víctimas).

Como el dolor- el propio y el ajeno, que somos solidarios-, aunque no tenga cifra, se siente y se sufre alrededor, cada vez con más fuerza, y pues todavía vivimos en una Democracia- que sea por muchos años-, es al gobierno a quien debemos exigirle soluciones, más allá de ponernos de rodillas. Que recen ellos…

(Publicado en DIARIO DE FERROL)

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