Un billón de euros seguirá en el paraíso fiscal : Periódico digital progresista
JOSÉ GARCÍA ABAD
Ecos de S.A.
El Consejo Europeo reunido ayer con la intención de luchar contra el fraude fiscal y los paraísos fiscales ha tomado decisiones útiles respecto al escapismo semilegal, respecto a las estrategias fiscales agresivas que se aprovechan de la dispersión fiscal de la Unión Europea, pero no ha dado pasos significativos respecto a los paraísos fiscales que son el infierno para los ciudadanos honrados.
Se acordó ayer un sistema automático de intercambio de datos, incluido de extranjeros no residentes, que trata de dificultar los abusos legales para reducir o eliminar el pago de impuestos.
Un avance interesante de carácter técnico, pero el propósito que habían avanzado algunos de los participantes en la cumbre de ayer se ha quedado en un virtuoso alarde de buenas intenciones, en un mero “impulso político” sin concreciones relevantes.
Es verdad que, en el mundo globalizado de las finanzas, de poco sirve cerrar los paraísos europeos mientras persistan otros refugios fuera de la Unión Europa, empezando, sin salir del continente, por Suiza y siguiendo por Andorra, San Marino, Liechtenstein y Mónaco.
Pero por algún sitio habría que empezar y el Consejo Europeo presidido por Herman Van Rompuy que integra a los jefes de Estado y de Gobierno de los 27 países miembros de la Unión ha perdido la oportunidad de dar el primer paso que podría representar un acicate para acabar con zonas opacas para los gobiernos nacionales.
En esta ocasión no ha sido el Reino Unido el que ha puesto dificultades sino Austria, Irlanda y en menor medida Luxemburgo que ya había anunciado que pondrá fin al secreto bancario a partir del 1 de enero de 2015.
Parece que Bruselas solo tiene ojos y oídos para la reducción de gastos estatales y no considera con la debida diligencia la posibilidad de incrementar los ingresos expulsando del paraíso a los tenedores de un billón de euros, el equivalente al PIB español.
No han faltado, eso sí, las buenas palabras, como las pronunciadas por Angela Merkel que aluden a la desmoralización del buen pagano de impuestos ante la impunidad fiscal.
O las de François Hollande, que da por hecho el fin de la evasión fiscal, confundiendo sus deseos con la realidad.
“La impunidad – proclama el presidente francés- ha terminado, la opacidad está en vías de extinción”, y los que tienen el dinero en paraísos fiscales “deben volver a los países para pagar sus impuestos”.
Al menos, y como decía antes no es un avance desdeñable, se ha avanzado en el empeño de dificultar las argucias de algunos gigantes tecnológicos como Apple para no pagar impuestos en los países donde operan, de forma “legal”.
La indignación provocada por la indecencia legal pero impresentable de la empresa de la manzana ha contribuido positivamente al paso dado ayer en Bruselas.
José García Abad es periodista y analista político
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