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10 cosas que deberías saber antes de llamar Santa a Teresa de Calcuta

Más allá de la crítica sesgada de enemigos y anticatólicos a la vida y obra de Teresa de Calcuta, la unanimidad en la bondad de su legado se puede poner en tela de juicio repasando ciertos datos que muchos hoy van a obviar pero que también forman parte de su historia.

Pepo Jiménez           04.09.2016


Hoy la Iglesia católica encumbra a uno de los personajes más queridos dentro de su comunidad. La albanesa Agnes Gonxha Bojaxhiu, premio Nobel de La Paz de 1979 y beata cristianamente ejemplar de 2003 será llevada al olimpo del club de los 10.000 iluminados de la iglesia. Siempre según los principios de su doctrina.

Independientemente de los títulos que un club ideológico se invente para alguno de sus miembros es importante no olvidar los mecanismos propagandísticos que hincharon su bondad y buena fe, ocultando a la vez información para elevar a un personaje público a la categoría de superheroína de TODA la humanidad. Una imposición sin maniqueísmos ni refutacion posible fuera de los que merecen su infierno.

El populismo, la desinformación y la certeza de poseer inequívocamente la mejor moral de toda la historia hacen inviolable su diagnóstico. Pero la carrera ejemplar de una persona que ya es superada por el personaje está llena de altibajos y evidencias que, cuanto menos, ponen en entredicho su vida y obra.

Que sea ejemplo para la Iglesia no significa que tenga que ser modélico para los demás.


1.- Su misión no era curar sino 'abrazar en el sufrimiento'

Si hay una cita que Teresa repitió en vida sin incertidumbre es la de que "El sufrimiento es un regalo de Dios"..."son caricias bondadosas de Dios llamándonos para que nos volvamos a Él"..."El mundo gana con el sufrimiento de los pobres". Esta psicopatología de la compasión no es compatible con el método científico aplicado a los cuidados médicos de sus pobres enfermos. La prioridad no era curativa sino espiritual. Por eso sus hospicios eran llamados por los visitantes las 'Casas de la muerte'.

Los criterios médicos de su famoso 'hogar para moribundos' distaban mucho de ser los más apropiados. Y no tiene nada que ver con la escasez de recursos sino con las prioridades espirituales. Por ejemplo, en un estudio publicado en la revista 'The Lancet' de cuatro científicos que visitaron sus hospicios se señalaba que las agujas no se esterilizaban nunca en agua hirviendo (al alcance de cualquiera) sino que se usaban una y otra vez tras mojarse solo bajo un caño. No era prioritario.

En el mismo estudio se comenta que los enfermos curables e incurables (y con enfermedades contagiosas como la tuberculosis) se hacinaban juntos en camastros dispuestos en el suelo. La única separación que se hacía era por razones de sexo. Esto provocaba empeoramiento en muchos de ellos por contagios y el abandono de enfermos curables al mismo criterio y curas de los moribundos. "Si mandamos a alguno al hospital tendríamos que mandarlos a todos" respondía una de las Misioneras de la Caridad a Mary Loudon, voluntarias del estudio.


2.- El mito nació por culpa de la televisión

La hipérbole de una figura como la de Teresa de Calcuta necesita de un hito o explosión mediática para impregnar y dejar una huella mundialmente perenne en mucha gente. Esto ocurrió en 1969 tras un documental de la BBC del periodista, espía y ateo reconvertido al ultracatolicismo Malcom Muggeridge que la hizo excelsamente famosa en todo el mundo. Se vendió un personaje inmáculo, bienhechor y sin necesidad de conocer todos los datos se construyó un mito implacable. Un producto mediático ideal para vender bondad y limpiar conciencias de millones de crédulos de medio mundo mediante un producto televisivo. Hasta hoy.


3.- Fanatismo y fundamentalismo

Su religión era el sufrimiento. La caridad por encima de la solidaridad, esa caridad que se ejerce desde arriba, que diría Galeano. Estaba tan cerca del sadismo como de la filantropía y este fanatismo nublaba sus objetivos. Para 'morir con dignidad' hay que morir siempre y si lo que te importa es lo segundo...

En una entrevista con el periodista Russ Barber (que podéis ver aquí) afirmaba:

"Sí, Dios podría crear una enfermedad para un estilo de vida (refiriéndose al SIDA). Dios no lo haría, pero lo dejaría suceder, como las inundaciones en el Antiguo Testamento, realmente. Es para abrir los ojos de la gente, y muy a menudo, con sufrimientos como este, la gente se dá cuenta de que no está bien lo que estan haciendo y eso les lleva a pedir perdón a Dios y al prójimo."

Es como el bombero que prende la gasolina para poder disfrutar apagándola. Cuidaba a los enfermos del SIDA a la vez que despreciaba el uso de condones. No parece lo más ético ni ecuánime ni tiene mucho sentido.


4.- Financiación irregular

A Teresa no le importaba mucho de dónde venía el dinero para su obra sino cuánto de ello llegaba. Lo importante era financiar, a toda costa, sus casas de la muerte. Por ello llegó a cultivar amistades muy poco 'cristianas' que buscaban lavar su imagen apoyando a 'La Madre de los pobres'.

Es el caso del dictaor Haitiano François Duvalier que aportó millones de euros a su obra a cambio de los elogios de Teresa a su gobierno. Por estas loas la hoy santa recibió la Legión de Honor y una beca de la dictadura de Duvalier. Un acuerdo escasamente ético, no para una santa sino hasta para un criminal.


5.- Las cuentas espesas

Las Misioneras de la Caridad no eran ni son una ONG. Ningún gobierno, ninguna norma o Ley se aplica a la forma en que la institución maneja su dinero, que entonces solo se regía por las directrices de la punta de la pirámide. La bula de la filantropía.

Según un estudio de las universidades canadienses de Ottawa y Montreal las cuentas de la Orden de las Misioneras de la Caridad tienen que pasar de los cientos de millones de dólares.

Nunca hicieron auditoría y los movimientos del dinero que llegaba a chorros ha sido siempre un misterio. La transparencia de cuentas nunca es lo importante cuando lo que interesa en construir una idea.

Nadie sabe tampoco la cantidad de enfermos, moribundos y desahuciados que Las Misioneras de la Caridad han atendido desde su fundación. Incluso la Madre Teresa cambió varias veces en sus discursos las cifras de enfermos de su obra de caridad en Calcuta (entre 1.000 y 9.000) según un estudio de Aroup Chatterjee


6.- Falso altruismo
El altruismo consiste en procurar el bien ajeno sin esperar nada a cambio. Y las Misioneras de la Caridad cambiaban cuidados por fe. Las monjas de su institución tenían orden de bautizar a todos los enfermos sin importar su credo o afiliación. El líder hindú indio Mohan Bhagwat reprochó varias veces a Teresa de Calcuta esta falsa filantropía para con sus feligreses. Una guerra de religiones con los pobres moribundos en las trincheras.


7.- Citas apócrifas
Su figura trascendió pronto a su persona. El amor, la envidia y hasta el odio se han instalado en torno a la marca Teresa de Calcuta desde que ésta se hizo mundialmente famosa. Es el peaje a pagar de una figura llena de claroscuros. A diferencia de otros filántropos menos controvertidos como Vicente Ferrer su imagen no fue intachable. Muchas leyendas, citas y declaraciones malintencionadas se han atribuido también a la figura de Teresa para alimentar esta batalla entre aduladores y difamadores. Un material que no hace sino empobrecer las certezas, mentiras y lisonjas de su controvertida obra. Hay decenas de citas falsamente imputadas a su persona.


8.- Sin humildad. Sin coherencia. No predicaba con el ejemplo

Teresa de Calcuta pasó los cuidados paliativos de su enfermedad en un hospital de California con todos lo que una sociedad moderna puede hacer por una paciente de sus características. Antes de eso fue operada de cataratas y se le implantó un marcapasos. Legítimo pero algo incómodo para la imagen de una persona que vendió el sufrimiento de los demás como forma de vida y de autosalvación.

Su vida estuvo marcada por un discurso incoherente. Vivió luchando contra la pobreza de un país superpoblado pero siempre se mostró en contra de cualquier medida de control de la natalidad y, por supuesto, del aborto: "Dios cuida a las flores y a todo lo que ha creado", "Nunca nacen los suficientes niños", respondió una vez a esta cuestión.

Toda su vida predicó en contra del divorcio... hasta que defendió el de su amiga Diana de Gales.

Los 517 conventos que fundó en vida su orden llevaban todos su nombre, su marca. Era la forma de vender a fuego su criterio. Siempre presente, siempre inviolable en métodos y formas. No es trivial que todas las misioneras vistieran como ella, se parecieran a ella para que ella fuesa el principio y final de toda la historia de su obra. Hay ahí más egoismo que desprendimiento.


9.- Las dudas de fe

Teresa de Calcuta pasó la mayor parte de sus últimos 50 años de vida en medio de una profunda crisis espiritual que le llevó hasta dudar de la existencia de Dios. Así se reveló tras su muerte en unas cartas personales (que Teresa había pedido destruir) publicadas por su propia congregación en 2006. Algo que no hace sino confirmar la infinita distancia entre su imagen real y el modelo mediático construido en vida.

"¿Dónde está mi fe? Incluso en lo más profundo, no hay nada, excepto vacío"


10.- Son sus normas

La santidad es un premio interino de una organización ideológica creada por el hombre que da títulos tan legítimos como imaginarios a sus personajes más relevantes. No implica trascendencia alguna fuera de la Iglesia por mucho que sus miembros así lo deseen. El Premio Nobel es el rescoldo mediático de toda la propaganda ejercida durante tanto tiempo. Parte imprescindible de ese proselitismo confeso.



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