El 24 de Enero de 1977 tuvo lugar en España uno de los atentados terroristas más impactantes de la etapa de la dictadura. Un comando de extrema derecha entró en el tercer piso del nº 55 de la Calle de Atocha en Madrid, y asesinó a los abogados laboralistas Luis Javier Benavides, Francisco Javier Sauquillo y Enrique Valdevira, al estudiante Serafín Holgado y al administrativo Ángel Rodríguez Leal. Los heridos graves fueron Miguel Sarabia, Alejandro Ruiz Huerta, Luis Ramos y Dolores González Ruiz .Todos ellos trabajaban para Comisiones Obreras(CC.OO), Partido Comunista de España (PCE) y otras organizaciones de oposición, en una España aún sin libertades.
Los autores de la matanza habían seleccionado como objetivo a uno de los colectivos que mejor representaba la lucha pacífica contra la dictadura, a través de la defensa de los trabajadores y de los represaliados políticos de aquella época.
Durante aquellos años tuvieron lugar atentados terribles, pero éste conmocionó a la España de la Transición porque se produjo en un momento clave de la misma, y hoy podemos afirmar que la forma de reaccionar ante esos brutales asesinatos contribuyó de forma decisiva a acelerar el proceso democrático : el 15 de Junio de 1977 se celebraban las primeras elecciones democráticas desde 1936, y el 6 de Diciembre de 1978 se votaba en referéndum la Constitución actualmente vigente, símbolo de reconciliación de todos los españoles, aprobada por un 88,54% del censo.
Casi 40 años más tarde, una escultura de Juan Genovés, en la madrileña plaza de Antón Martín, denominada “El Abrazo”, recuerda este hecho histórico a escasos metros del lugar donde se produjeron los hechos relatados.
La actitud de respuesta ante esta gravísima provocación fue un elemento determinante para conseguir que España pudiese conquistar las tan anheladas libertades democráticas, y consensuar un Pacto Constitucional en 1.978, culminando el duro y costoso proceso de la ransición política en nuestro país, reconocida internacionalmente como una referencia ejemplar para otros procesos similares en el ámbito internacional.
Cuando la mayoría de los españoles de distintas ideologías deseaban la libertad y la democracia para España, aquel acto de barbarie quiso detener ese proceso mediante la violencia y sembrar la incertidumbre. Solo la reacción plena de dolor y civismo , multitudinaria, mirando hacia el futuro , abrió el camino hacia una democracia avanzada, que desarrollase los derechos de todos, y especialmente de los que hasta entonces no habían tenido voz ni libertades.
Ese impactante hecho histórico, fue incuestionable por su ejemplaridad y repercusión internacional.
Y estos valores cívicos no son coyunturales de un momento concreto de nuestra historia, sino permanentes y aplicables a distintas situaciones, aun cuando estén exentas de ese clima de violencia que vivimos en otras épocas no muy lejanas.
Eso es lo que entendieron los impulsores de la Fundación Abogados de Atocha, presidida hoy por el único superviviente de aquella tragedia, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, y dotada de un Patronato plural y de prestigio, que asume como fines sociales:
Colegios de Abogados de numerosos países e instituciones de prestigio, así como representantes del Cuerpo Diplomático, avalan su trayectoria ejemplar.
La defensa de valores cívicos como la actitud adoptada frente a la violencia y la provocación, la inmensa generosidad de los que expusieron su vida o su libertad anteponiendo los intereses generales de su país a sus propias ideas, y el deseo de actuar permanentemente en cualquier ámbito nacional e internacional defendiendo los valores de la paz y la concordia, la hacen merecedora de un reconocimiento.
La actuación de la Fundación Abogados de Atocha ha estado siempre inspirada en los valores que defendieron aquellos abogados de la calle de Atocha, como son la convivencia en libertad entre todos los españoles de cualquier signo u opción ideológica, la defensa de los derechos fundamentales de la persona, y los valores de nuestra Transición, reflejados en el régimen constitucional de 1978, tratando de proyectarlos en la España actual y en el ámbito internacional.
Los autores de la matanza habían seleccionado como objetivo a uno de los colectivos que mejor representaba la lucha pacífica contra la dictadura, a través de la defensa de los trabajadores y de los represaliados políticos de aquella época.
Durante aquellos años tuvieron lugar atentados terribles, pero éste conmocionó a la España de la Transición porque se produjo en un momento clave de la misma, y hoy podemos afirmar que la forma de reaccionar ante esos brutales asesinatos contribuyó de forma decisiva a acelerar el proceso democrático : el 15 de Junio de 1977 se celebraban las primeras elecciones democráticas desde 1936, y el 6 de Diciembre de 1978 se votaba en referéndum la Constitución actualmente vigente, símbolo de reconciliación de todos los españoles, aprobada por un 88,54% del censo.
Casi 40 años más tarde, una escultura de Juan Genovés, en la madrileña plaza de Antón Martín, denominada “El Abrazo”, recuerda este hecho histórico a escasos metros del lugar donde se produjeron los hechos relatados.
La actitud de respuesta ante esta gravísima provocación fue un elemento determinante para conseguir que España pudiese conquistar las tan anheladas libertades democráticas, y consensuar un Pacto Constitucional en 1.978, culminando el duro y costoso proceso de la ransición política en nuestro país, reconocida internacionalmente como una referencia ejemplar para otros procesos similares en el ámbito internacional.
Cuando la mayoría de los españoles de distintas ideologías deseaban la libertad y la democracia para España, aquel acto de barbarie quiso detener ese proceso mediante la violencia y sembrar la incertidumbre. Solo la reacción plena de dolor y civismo , multitudinaria, mirando hacia el futuro , abrió el camino hacia una democracia avanzada, que desarrollase los derechos de todos, y especialmente de los que hasta entonces no habían tenido voz ni libertades.
Ese impactante hecho histórico, fue incuestionable por su ejemplaridad y repercusión internacional.
Y estos valores cívicos no son coyunturales de un momento concreto de nuestra historia, sino permanentes y aplicables a distintas situaciones, aun cuando estén exentas de ese clima de violencia que vivimos en otras épocas no muy lejanas.
Eso es lo que entendieron los impulsores de la Fundación Abogados de Atocha, presidida hoy por el único superviviente de aquella tragedia, Alejandro Ruiz-Huerta Carbonell, y dotada de un Patronato plural y de prestigio, que asume como fines sociales:
- Contribuir a la defensa de los valores de la reconciliación nacional y la concordia entre los españoles de cualquier opción ideológica o diferente forma de pensar, en un régimen democrático y de libertades.
- Manifestar su más firme compromiso con la defensa del sistema emanado de la Constitución de 1978.
- Tener siempre como referencia el ejemplo de la transición democrática española, como modelo activo de convivencia y garantía de estabilidad política, económica y social.
- Mantener vivo el recuerdo de las personas que sufrieron el atentado, y de todos aquellos que con su esfuerzo contribuyeron a la instauración de la democracia en España.
Colegios de Abogados de numerosos países e instituciones de prestigio, así como representantes del Cuerpo Diplomático, avalan su trayectoria ejemplar.
La defensa de valores cívicos como la actitud adoptada frente a la violencia y la provocación, la inmensa generosidad de los que expusieron su vida o su libertad anteponiendo los intereses generales de su país a sus propias ideas, y el deseo de actuar permanentemente en cualquier ámbito nacional e internacional defendiendo los valores de la paz y la concordia, la hacen merecedora de un reconocimiento.
La actuación de la Fundación Abogados de Atocha ha estado siempre inspirada en los valores que defendieron aquellos abogados de la calle de Atocha, como son la convivencia en libertad entre todos los españoles de cualquier signo u opción ideológica, la defensa de los derechos fundamentales de la persona, y los valores de nuestra Transición, reflejados en el régimen constitucional de 1978, tratando de proyectarlos en la España actual y en el ámbito internacional.
Vicente Alvarez Areces.
Senador del PSOE por Asturias.
Gijón 2-9- 2016
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