Hoy vamos a analizar el programa de cine McGuffin ya que han tenido la valentía de abordar un tema tan controvertido como es el acoso sexual desde sus particulares puntos de vista. En todo caso, es preciso agradecer y dar la enhorabuena por programas como este porque visibilizan, a través de esta gran polémica sobre Weinstein, un problema estructural de nuestra sociedad.
Los chicos hacen referencia a la noticia sobre Kevin Spacey y sus actos sexuales que le provocaron el despido de 'House of Cards'. Sin embargo, para nosotras la historia comienza con Rose McGowan y una serie de mujeres que veinte años después de haber sufrido acosos sexuales han decidido denunciar esos abusos.
En el audio podemos escuchar expresiones como "el acoso no tiene género". La verdad es que está bien escuchar "género" en vez de "sexo", por ejemplo, pero resulta que nuestro modo de ver, el acoso sexual sí tiene género. Desde nuestro punto de vista, entendemos el acoso sexual como aquel tipo de abuso basado en relaciones de poder, de dominación y de sumisión, por lo tanto, dentro de las desigualdades existentes, las basadas en el género cobran significado. La violencia que se ejerce hacía la mujer no es sólo de tipo físico, sino que nos encontramos con la variante de violencia simbólica, es decir, aquella que vemos en los medios de comunicación, en el arte, en las acciones más cotidianas de nuestra vida. Sin embargo, ésta es más difícil de advertir puesto que, como antes mencionamos, existe una normalización que perpetúa las actitudes machistas y que consideramos como inofensivas por las actuaciones de las instituciones dominantes.
Por supuesto no queremos restar importancia a otros tipos de abusos como puede ser el bullyng pero el acoso, por norma es producido desde quien ostenta el poder a quien no, de hombres a mujeres, de hombres a otros hombres que se alejan un poco de la normalización de cómo deben de ser.
Por otro lado, también se hace referencia a la hipocresia de tratar esta polémica, la cual sabemos que tiene una duración de veinte años o más, queremos suponer que la alusión a esta actitud hipócrita sea hacía los medios de comunicación y a la perversión de los mismos.
Además, pudimos escuchar que la polémica tiene "que salga a la luz aunque sea tarde", "que se callaran por dinero hace veinte años". Evidentemente, ninguna dormiríamos tranquila si llegásemos a sufrir este tipo de actuaciones y casi podemos asegurar que no aceptaron ciertos sobornos por perder el trabajo o por cualquier aspecto similar. Aceptaron tales condiciones por su inocencia, porque no tenían los instrumentos y los mecanismos para interpretar esas acciones como acoso y hasta, seguramente, se sentirían ellas culpables de tal situación. Como diría Simone de Beauvoir "no se nace mujer, se llega a serlo", así que esa conciencia feminista que abogan tener estas mujeres es producto de la construcción de sus propias identidades, por lo tanto, cobra sentido el hecho de que las denuncias se produzcan tiempo después, cuando ligamos el hecho causante con el patriarcado.
Cabía esperar que saliera el tema de la connotación negativa que tiene el término, que no el concepto de feminismo. Además, se expresa que es un término que "no va a prosperar, va a cambiar". Esperemos que no cambie porque perdería toda su historia y todo su significado en una continua descalificación.
En cuanto estalló esta polémica, hemos podido comprender que este escenario es trasladable a otros contextos. En España también hemos podido ver a actrices denunciando acoso sexual y la situación se repite, no denuncian hasta años después. El caso más sonado es el de Leticia Dolera, la cual, desde sus redes sociales y su poder mediático, está haciendo una labor estupenda para con el feminismo. Volvemos a recalcar que es causa de una ignorancia para la interpretación del acoso por déficits en nuestro sistema educativo, por la ausencia de una coeducación basada en valores igualitarios.
También hemos visto las redes sociales plagadas de mensajes sobre acoso sexual a través de los hashtag #MeToo, #YoTambién o #EuTamén, mediante los cuales miles de mujeres anónimas hicieron por visibilizar la normalización del acoso sexual.
Pese a estos pequeños matices y aportaciones, queremos dar la enhorabuena a todos los participantes por su implicación con valores solidarios e igualitarios y por la dificultad de hablar sobre este tema, aún en la actualidad, con toda la connotación negativa que tiene socialmente. Desde el feminismo, muchas veces nos quejamos de ciertos debates llevados entre hombres, mayoritariamente, pero en esta ocasión cabe decir que necesitamos a nuestro lado más compañeros como vosotros.
Quizás algún día podamos sentarnos todos juntos para hablar sobre cine, series y feminismo ;)
Para saber más sobre feminismo:
Varela, N. (2014). Feminismo para principiantes. Ediciones B.
De Miguel, A. (2015). Neoliberalismo sexual. Ediciones Cátedra.
En el audio podemos escuchar expresiones como "el acoso no tiene género". La verdad es que está bien escuchar "género" en vez de "sexo", por ejemplo, pero resulta que nuestro modo de ver, el acoso sexual sí tiene género. Desde nuestro punto de vista, entendemos el acoso sexual como aquel tipo de abuso basado en relaciones de poder, de dominación y de sumisión, por lo tanto, dentro de las desigualdades existentes, las basadas en el género cobran significado. La violencia que se ejerce hacía la mujer no es sólo de tipo físico, sino que nos encontramos con la variante de violencia simbólica, es decir, aquella que vemos en los medios de comunicación, en el arte, en las acciones más cotidianas de nuestra vida. Sin embargo, ésta es más difícil de advertir puesto que, como antes mencionamos, existe una normalización que perpetúa las actitudes machistas y que consideramos como inofensivas por las actuaciones de las instituciones dominantes.
Por supuesto no queremos restar importancia a otros tipos de abusos como puede ser el bullyng pero el acoso, por norma es producido desde quien ostenta el poder a quien no, de hombres a mujeres, de hombres a otros hombres que se alejan un poco de la normalización de cómo deben de ser.
Por otro lado, también se hace referencia a la hipocresia de tratar esta polémica, la cual sabemos que tiene una duración de veinte años o más, queremos suponer que la alusión a esta actitud hipócrita sea hacía los medios de comunicación y a la perversión de los mismos.
Además, pudimos escuchar que la polémica tiene "que salga a la luz aunque sea tarde", "que se callaran por dinero hace veinte años". Evidentemente, ninguna dormiríamos tranquila si llegásemos a sufrir este tipo de actuaciones y casi podemos asegurar que no aceptaron ciertos sobornos por perder el trabajo o por cualquier aspecto similar. Aceptaron tales condiciones por su inocencia, porque no tenían los instrumentos y los mecanismos para interpretar esas acciones como acoso y hasta, seguramente, se sentirían ellas culpables de tal situación. Como diría Simone de Beauvoir "no se nace mujer, se llega a serlo", así que esa conciencia feminista que abogan tener estas mujeres es producto de la construcción de sus propias identidades, por lo tanto, cobra sentido el hecho de que las denuncias se produzcan tiempo después, cuando ligamos el hecho causante con el patriarcado.
El feminismo es un discurso político que se basa en la justicia. El feminismo es una teoría y práctica política articulada por mujeres que tras analizar la realidad en la que viven toman conciencia de las discriminaciones que sufren por la única razón de ser mujeres y deciden organizarse para acabar con ellas, para cambiar la sociedad. Partiendo de esa realidad, el feminismo se articula como filosofía política y, al mismo tiempo, como movimiento social (Varela, 2014).
Cabía esperar que saliera el tema de la connotación negativa que tiene el término, que no el concepto de feminismo. Además, se expresa que es un término que "no va a prosperar, va a cambiar". Esperemos que no cambie porque perdería toda su historia y todo su significado en una continua descalificación.
El feminismo es humanismo, es la lucha por el reconocimiento de las mujeres como sujetos humanos y sujetos de derechos (De Miguel, 2015, p. 27).
En cuanto estalló esta polémica, hemos podido comprender que este escenario es trasladable a otros contextos. En España también hemos podido ver a actrices denunciando acoso sexual y la situación se repite, no denuncian hasta años después. El caso más sonado es el de Leticia Dolera, la cual, desde sus redes sociales y su poder mediático, está haciendo una labor estupenda para con el feminismo. Volvemos a recalcar que es causa de una ignorancia para la interpretación del acoso por déficits en nuestro sistema educativo, por la ausencia de una coeducación basada en valores igualitarios.
También hemos visto las redes sociales plagadas de mensajes sobre acoso sexual a través de los hashtag #MeToo, #YoTambién o #EuTamén, mediante los cuales miles de mujeres anónimas hicieron por visibilizar la normalización del acoso sexual.
Pese a estos pequeños matices y aportaciones, queremos dar la enhorabuena a todos los participantes por su implicación con valores solidarios e igualitarios y por la dificultad de hablar sobre este tema, aún en la actualidad, con toda la connotación negativa que tiene socialmente. Desde el feminismo, muchas veces nos quejamos de ciertos debates llevados entre hombres, mayoritariamente, pero en esta ocasión cabe decir que necesitamos a nuestro lado más compañeros como vosotros.
Quizás algún día podamos sentarnos todos juntos para hablar sobre cine, series y feminismo ;)
Para saber más sobre feminismo:
Varela, N. (2014). Feminismo para principiantes. Ediciones B.
De Miguel, A. (2015). Neoliberalismo sexual. Ediciones Cátedra.
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