Ir al contenido principal

Sobre la raza, la guerra y el conflicto entre el Occidente y el Oriente en Ucrania (Última Parte)

Sobre la raza, la guerra y el conflicto entre el Occidente y el Oriente en Ucrania (Última Parte) – Afroféminas

Sobre la raza, la guerra y el conflicto entre el Occidente y el Oriente en Ucrania (Última Parte)

¿Alguna vez has oído de la frase “Europa termina en los Pirineos”?

Resulta cómico para nosotros ahora en el siglo XXI pensar que España y Portugal alguna vez fueron concebidos como países no europeos, pero la definición de Europa es realmente así de voluble. Debido a la hegemonía del Al-Andalus en la Península Ibérica durante numerosos siglos y a los recurrentes problemas de inestabilidad político-económica que han agobiado a los Estados españoles y portugueses a través de sus múltiples reformulaciones, son recurrentes las bromas sobre que Iberia es una extensión de África. Lo que concebimos como Europa no se autodefine ni es históricamente constante, porque lo que se define como europeo tiene poco que ver con las culturas desarrolladas en su interior y más que ver con todo lo que existe fuera de ella.

No existe alguna razón geográfica para considerar a Europa como un continente distinto de Asia y África. Es simplemente la península más grande de un supercontinente: Afroeurasia. Este es un hecho universalmente aceptado dentro de la geografía, pero rara vez reconocido dentro del Occidente y los Estados poscoloniales fabricados a su imagen. La distinción entre Europa y el resto delsupercontinente se debe simplemente a su auto-asignado protagonismo dentro de la historia mundial. Quien me lee desde América Latina rápidamente conectará esta distinción falsa con la que existe para los estadounidenses entre “Norte-” y “Sud-” América. Lo que realmente existe es el continente americano, también conocido como Abya Yala por aquellos que desean desafiar el carácter inherentemente eurocéntrico del nombre. Y de la misma manera que la distinción entre “Norte-” y “Sud-” América es puramente imperialista y etnoracial, también lo es la distinción entre “Europa” y Afroeurasia.

En pocas palabras, Europa es Europa porque los imperialismos europeos han hecho que quien se considere europeo no sea racializado. ¿Y qué significa eso exactamente? La historiografía sobre el desarrollo de la racialización como proceso está en constante expansión, pero propongo esta definición sucinta: la racialización es una invitación a la violencia. Totaliza, generaliza y deshumaniza a las poblaciones con la intención de normalizar toda forma de explotación y brutalidad hacia ellas. La racialización es lo que transubstancia a los grupos dentro de la especie humana en “otros”. El Otro es salvaje, corrupto, criminal, irracional y necesitado de “pacificación”. Ser racializado es ser un objetivo de conquista y aniquilamiento, y en el caso de la negritud consiste en la comodificación literal de nuestros cuerpos a causa de la esclavitud. Los procesos de racialización son muy anteriores al término creado para describir el estar exento de él: la blancura.

Hacer la distinción entre raza y racialización es fundamental para comprender el contenido del resto de este artículo, pues se basa en cuatro supuestos:

  1. Como decía Stuart Hall, la raza es una modalidad por la cual se vive la clase.
  2. La raza no es biológica. Está construida históricamente, es mutable geográficamente y es una creación deliberada de las clases dominantes. Si bien la diferenciación fenotípica es el componente más reconocido del proceso de racialización, la racialización también implica la [d]evaluación de las tradiciones culturales, los reclamos de tierras, las particularidades lingüísticas, las creencias espirituales, los continuos de género y la autonomía reproductiva.
  3. La blanquitud es una institución definida tanto por su lucro de la racialización como por su promesa de proporcionar vías para escapar de ella. En consecuencia, puede contorsionarse y expandirse en formas aparentemente contradictorias para reforzar el capitalismo racial.
  4. La racialización es también relativa e internalmente jerarquizada. Un grupo puede ser condicionalmente blanco en un contexto y racializado en otro a la vez que puede tener poder sobre otros grupos que son racializados a niveles más macros. Ejercer este poder también puede conducir hacia el blanqueamiento. Tal cual fue el caso de los inmigrantes irlandeses en EEUU que accedieron a la blancura sin condiciones mediante su entrada masiva a la policía y represión de las comunidades afrodescendientes. (De aquí surge que al día de hoy en las comunidades hispano-antillanas le digamos “la jara” a la policía, viene del apellido irlandes “O’Hara.”)
  5. Sin la racialización, la guerra a gran escala entre diferentes Estados y el imperialismo en sí mismo resultarían imposibles de justificar.

Los límites occidentales de Europa se extendieron a los países ibéricos y sus posesiones insulares en Macaronesia mediante el  exterminio y la asimilación forzada de los pueblos heterogéneos en su seno que no cabían dentro de la europeidad. Sus límites hacia el este han demostrado ser históricamente más inestables y propensos a redefiniciones rápidas. No obstante, es tradicional que el río Elba en lo que hoy es Alemania se considere el punto en el que empieza a existir la europeidad con asteriscos. 

El Elba ha servido durante mucho tiempo como un importante delineador de la geografía europea, delimitando por ejemplo tanto la extensión máxima del imperio romano bajo el emperador Cesar Augusto como la del imperio de Carlomagno. También funcionó como gran parte de la frontera que eventualmente dividió a la derrotada Alemania Nazi en la República Federal de Alemania al occidente y la República Democrática Alemana al oriente. En lo que más concierne a esta columna, la importancia de este río es que el lado oriental del río Elba es el lugar más adentrado en Europa en el que se asentaron las tribus eslavas en el siglo VI.

Comprender la condición de los pueblos eslavos como blancos en algunos contextos y racializados en otros es esencial para comprender tanto la guerra entre Rusia y Ucrania en la actualidad como por qué ha habido tanto aumento en movimientos blancosupremacistas en Europa del Este desde la disolución de la Unión Soviética.

Empecemos entonces desde allí.

Hasta el otro día, el Occidente consideraba que los ucranianos y los rusos eran tan indistinguibles entre sí como lo eran del resto de los pueblos eslavos. De hecho, fueron vistos así porque cierto nivel de racialización se creó para justificar tanto su genocidio en el Holocausto como la continuación de su villanización durante la Guerra Fría. Trata de encontrar propaganda occidental de la segunda mitad del siglo XX que reconozca la diversidad multiétnica de la Unión Soviética: no la encontrarás. A pesar de que la estructura de la Unión reconocía a más de cien etnias distintas de la rusa, para el Occidente todos eran “ruskies” y “orientales.”

Con la disolución de la Unión Soviética en 1991 y su división en numerosas repúblicas nuevamente capitalistas que ahora separaban a la incipiente Federación de Rusia del resto del continente, la percepción y representación en el Occidente de los pueblos que componían la Unión Soviética como un solo colectivo maligno se vió obligada a cambiar.

Entonces comenzó la occidentalización de Ucrania, un proceso que Polonia ya había experimentado años antes. Ucrania, cabe señalar, nunca ha sido una región monolítica. Lo que es étnicamente ucraniano no solo tiene numerosas subetnias, sino que lo que conocemos ahora como Ucrania alguna vez fue el hogar de algunas de algunas de las comunidades más grandes de judíos y Roma en Europa. Durante la época soviética, Ucrania también recibió miles de inmigrantes africanos y afrocaribeños, un hecho que no veo lo suficientemente mencionado.

Probablemente uno de los aspectos que más me enfada sobre la cobertura de la segregación entre los refugiados que escapan de Ucrania es que en lugar de ser una oportunidad para que cada comunidad racializada cuente su propia historiauna manada de buitres académicos y periodistas han descendido sobre Ucrania para autonombrarse como expertos en ellos. Algunos de estos buitres pasaron de ser completamente desconocidos a tener cuentas en Twitter e Instagram con más de 100,000 seguidores, además de ser ofrecidos dinero para hacer conferencias y publicar libros. Todavía no he visto ni a un solo afroucraniano al que se le haya ofrecido un trabajo como corresponsal sobre sus propios temas. Más bien, lo que veo es que muchos estadounidenses que no mencionaron ni una vez a Ucrania antes de la semana pasada se han convertido en los banderistas de sus causas – Algo que en sí es un atropello contra su agencia. Me atrevería a decir que esto también es un robo y una forma de apropiarse y, por lo tanto, blanquear su existencia.

Aunque es difícil saber exactamente cuántos afroucranianos existen porque el gobierno no provee , muchos son de tercera y segunda generación. En 2016, el Lider de la Comunidad Africana en Ucrania, el Dr. Johnson Akini, especuló que eran potencialmente 100,000 en el país. Sin embargo, la llegada de Akini en 1991 lo convierte en una anomalía, ya que la mayoría de los afroucranianos son de segunda y tercera generación. En su mayoría descienden de estudiantes y trabajadores que emigraron a la Unión Soviética porque ésta les proporcionó becas y oportunidades laborales. Aquellos que se quedaron luego se casaron con personas locales, lo que significa que en gran parte son biraciales. Es posible que conozcas algunos ejemplos de personas afroucranianas. Probablemente las figuras más conocidas en el Occidente sean Zhan Beleniuk y Berta Cáceres. Beleniuk es un medallista de oro en la lucha grecorromana olimpica que también se destaca por haberse convertido en el primer legislador negro del país en el 2019. Cáceres fue adoptada de Kiev dos años después de la independencia de Ucrania y ahora es famosa por su actuación en la serie española de Netflix Vis-a-vis. Entre otras personas nacidas en Ucrania y de ascendencia africana podemos resaltar también a la cantautora Gaitana, quien representó a Ucrania en Eurovisión en el 2016, y atletas como Şeref Osmanoğlu y Anissa Khelfaoui.

Cuando se fundó la República de Ucrania, su población ya se encontraba en una situación difícil. Esos primeros años de su existencia significaron un aumento vertiginoso de la pobreza, la delincuencia, el desempleo, el tráfico sexual y la drogadicción. Si bien estos problemas no surgieron después de la independencia, la independencia exacerbó y reveló las contradicciones internas que se habían estado desarrollando bajo la desastrosa administración del último líder soviético Mijail Gorbachev. Como suele suceder, estos problemas sociales afectaron aún más a los ucranianos racializados. Después de 1991, Ucrania terminó teniendo una de las tasas de emigración más altas de Europa. Muchos afro-ucranianos se fueron en esas oleadas porque además del empeoramiento de sus condiciones de vida, comenzó a crecer el odio contra ellos y otras poblaciones percibidas como foráneas.

El Grupo de Protección de los Derechos Humanos de Kharkiv documentó tan temprano como en el 2006 que los crímenes de odio habían aumentado en Ucrania a un ritmo alarmante. También reseñaron que representantes de los grupos afectados se estaban quejando de que los organismos gubernamentales a los cuales recurrieron para hacer sus denuncias les habían silenciado sistemáticamente. Peor aún, se quejaron de que frecuentemente estos empleados incluso apoyaban los actos de violencia en su contra. Pronto se hizo común que cualquier persona racializada no saliera de su casa sin documentos ya que corrían el riesgo constante de ser detenidos por la policía. Según un informe del Instituto de Desarrollo de Europa Oriental, el 21% ciento de las minorías raciales encuestadas afirmaron que habían sido víctimas de crímenes de odio y/o conocían de miembros de su comunidad que lo habían sido, y hasta el 85% por ciento afirmó haber sido personalmente víctima de acoso policial.

¿Por qué entonces los medios estadounidenses y sus aliados intentan minimizar la violencia etnoracial en Ucrania ahora? Pues porque Estados Unidos no quiere admitir su propia complicidad en ello. La occidentalización de Ucrania no solamente fue en el plano económico, sino etnoracial. Estados Unidos está en récord por financiar milicias de extrema derecha tan descaradas como el Batallón Azov. Y desde el principio sabían que el Batallón Azov es un grupo blancosupremacista. Algunos miembros del Congreso de los EE. UU. en un momento incluso intentaron quitarle los fondos porque sabían que lo era explícitamente… y luego en 2016 volvieron a financiarlo.

El hecho de que el actual presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy sea judío es tan incidental a la proliferación del neonazismo en su país como el hecho de que Barack Obama era un presidente negro en un país que también está cundío en neonazis. De hecho, fue bajo la misma administración de Obama que Washington empezó afinanciar el Batallón Azov. El tokenismo en los gobiernos rara vez significa algún progreso para las comunidades que supuestamente representan. Estas “victorias” vacías de la representación sólo sirven para ofuscar la realidad. Estados Unidos y Ucrania ahora también comparten la infamia de ser los únicos dos miembros de las Naciones Unidas que han votado constantemente EN CONTRA de condenar el nazismo desde el 2016. Este voto es puramente simbólico, por supuesto, pero dice mucho sobre la sumisión de Ucrania a los intereses estadounidenses que no se atreven a votarle a favor. ¿Y no te parece especialmente repugnante que un país como Ucrania donde todo el mundo tiene familiares que fueron victimizados por y lucharon contra el nazismo ahora ni siquiera pueda votar simbólicamente para condenarlo?

Mientras un número desconocido de afroucranianos se ha ido, los pogromos antigitanos se han vuelto comunes en Ucrania. Dado que muchos de la comunidad realmente no tienen documentación legal, no han podido irse al mismo ritmo que otros grupos y ahora también han tenido problemas para escapar. El infierno en el que se encuentran los Roma ucranianos es uno en el que también existen y han existido todos los demás Roma en Europa desde hace siglos. Históricamente han sido excluídos de la europeidad a pesar de que muchas de sus comunidades pueden rastrear su presencia en Europa desde antes de que cualquiera de los Estados europeos se fundara. Las comunidades judías allí están pasando por lo mismo, al igual que las comunidades de origen asiático y árabe. Entonces, si todos estos grupos racializados han sido atacados, ¿cómo puede alguien atreverse a cuestionar que existe un problema neonazi en Ucrania?

La respuesta es simple.

El resto de Europa tampoco quiere admitir que el neonazismo también está floreciendo en sus países.

Pon “neonazis” seguido por el nombre de cualquier país europeo en tu motor de búsqueda. Encontrarás artículos por miles. Incluso ahora están marchando públicamente en Berlín. Sí, Berlín. La capital de ese país liberal y progresista que supuestamente “aprendió su lección” tras ser derrotado en dos guerras mundiales. Intentaron asaltar el Reichstag hace algunos años, curioso cómo nadie habla de eso o piensa que es aterrador.

Los movimientos neonazis más fuertes que existen ahora en Europa están en los mismos países que limitan con Ucrania y han sido los escenarios de la discriminación fronteriza: Polonia, Hungría y Eslovaquia. Jamás deberíamos olvidar escenas tan atroces como la que sucedió el año pasado en la cual Polonia disparó a refugiados inocentes con cañones de agua para que murieran de hipotermia. ¿Su justificación? Que los refugiados fueron enviados por Rusia y Bielorrusia. Independientemente de la veracidad de esa afirmación, ¿por qué tienen que morir refugiados inocentes por un conflicto entre la OTAN y Rusia?

Hay conflicto etnoracial en Ucrania. Como lo hay en Polonia, Hungría, Rumanía, Moldavia, Eslovaquia y Bielorrusia. Lo mismo en Rusia y el resto de Europa. Para que descartemos de inmediato los testimonios de violencia fronteriza contra personas racializadas que intentan escapar de Ucrania como “propaganda rusa”, tendríamos que olvidar deliberadamente las décadas de propaganda anti-inmigrante que las clases dominantes de toda Europa han propagado. Tendríamos también que obviar la impensable escala de muerte masiva que Europa ha suscitado al complicarles continuamente las vías hacia la residencia legal y la ciudadanía. Es fácil para los no afectados en el núcleo imperial afirmar que el tema es burocrático en lugar de etnoracial porque no tienen noción de cómo surgió el concepto de ciudadanía en sí mismo y la jerarquización inherente que crea. No es una exageración decir que la existencia de las ciudadanías crea un apartheid global. Los colonizadores pueden ir libremente a los países que colonizaron, pero los colonizados no pueden hacer lo contrario.

Antes de excusar la discriminación contra los estudiantes racializados en la frontera ucraniana diciendo que no tenían visas para ingresar, pregúntese por qué necesitan una en primer lugar. Lo que define el poder de un pasaporte es cuántos países permiten la entrada sin visa a quienes lo tienen. A partir del 2022, el índice de pasaportes de Henley clasifica a Japón, Singapur, Alemania, Corea del Sur, España, Luxemburgo, Italia y Finlandia como los más poderosos, ya que permiten la entrada sin visa a más de 180 destinos. El resto del Top 10 lo ocupan exclusivamente Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda, Australia y algunos otros países europeos. Salvo el rango inferior del Estado genocida de Israel debido a que algunos países reconocen solo a Palestina, este es el núcleo imperial.

Después de ellos, hay una variedad de micronaciones europeas, monarquías dictatoriales del Medio Oriente respaldadas por los Estados Unidos, países en desarrollo de Asia y América Latina y un puñado de naciones soberanas del Caribe. Pero independientemente de la ascensión ocasional de uno de estos al Top 10, la parte inferior del ranking siempre ha pertenecido a las naciones devastadas por las guerras en África, Asia y el Medio Oriente. El más bajo actualmente es Afganistán. ¿Debo decirte por qué? A pesar de la cobertura a principios del año que insinuaba cierta simpatía por su situación, los ciudadanos de Afganistán sufren las consecuencias del imperialismo euro-estadounidense en el anonimato, al igual que los ciudadanos de Yemen, Somalia, Palestina, Siria, Libia, Irak y Pakistán que los acompañan en el fondo. Yemen y Somalia incluso fueron bombardeados por fuerzas respaldadas por la OTAN la misma noche en que comenzó la invasión rusa de Ucrania. Muchos fueron asesinados, más fueron desplazados y quedaron huérfanos. Pocos en el imperio lo saben, y aún a menos les importa. Pues…Sus ojos no son azules y su pelo no es rubio.Cuando el hashtag #AfricansinUkraine se convirtió en tendencia en Twitter, muchas personas del primer mundo preguntaron instantáneamente por qué estaban allí en primer lugar. Pero como sugiere una mirada superficial al índice de pasaportes, no es como si los ciudadanos de la mayoría de los países de África tuvieran muchas opciones. La población más grande de estudiantes africanos en Ucrania, los nigerianos, tienen algunos de los pasaportes más débiles, y solo se aceptan sin visa en 45 países. Ucrania, aunque todavía requiere una visa, es por mucho uno de los países más baratos de Europa para completar un título como extranjero. Teniendo en cuenta la continua inaccesibilidad de las instituciones educativas locales y el poco reconocimiento internacional de los estudios completados en África, no debería ser difícil hacer los cálculos de por qué alguien de un país africano se arriesgaría a estudiar en lo que ha sido efectivamente un zona de guerra desde el 2014. En muchos países africanos, la guerra no es un tema aprendido a través de los libros de historia. Se vive. Se aguanta. La guerra contra África y su diáspora es centenaria, internacional y continua.

Y luego está el tema de las embajadas. Muchos de los que descartaron los reportajes del racismo y xenofobia en las fronteras de Ucrania se apresuraron a decir que cualquier problema enfrentaran los no ucranianos que intentaban escapar era culpa de sus respectivas embajadas. Sin embargo, eso plantea la pregunta: ¿qué podrían haber hecho sus embajadas para evitarlo? Al igual que en el caso de los pasaportes, las embajadas existen dentro de una jerarquía de poder creada por el imperialismo.

La extensión de las misiones diplomáticas llega solo hasta donde se pueda pagar y sea absolutamente esencial para las relaciones internacionales de un país. Los países más poderosos no necesitan limitarse a una sola embajada en una capital extranjera. A menudo también tienen varios consulados repartidos por todo el país anfitrión para asegurar mejor los intereses de sus ciudadanos residentes allí y la estabilidad de su relación económica. En la práctica, lo que esto significa es que los derechos de los ciudadanos de los países imperialistas y sus aliados siempre tendrán mejores posibilidades de ser protegidos que los de los países más pobres que a menudo solo pueden permitirse un puñado de representantes. Estas misiones diplomáticas suelen estar segregadas a los sobacos de un par de ciudades importantes. Y la mayoría de las veces, estas ciudades se limitan solo a las de sus vecinos inmediatos y todos los países ricos que invierten en ellos.

Como consecuencia de la ciudadanía de la Unión Europea, ciudadanos de la UE cuyo país no mantenga una misión diplomática en determinado país tienen derecho a la protección y asistencia consular de una misión diplomática de cualquier otro país de la UE presente en el país no comunitario. Los ciudadanos de la UE también tienen total libertad de tránsito, residencia y trabajo sin visado dentro de los Estados que componen su membresía. Sin embargo, no todos los países fuera de la UE reciben el mismo trato, razón por la cual los ciudadanos de Ucrania tienen derecho a ingresar sin visa a los miembros de la UE que limitan al país, como Polonia y Hungría. Lo que más delata la naturaleza oportunista de este arreglo es que este fue un derecho que solo se otorgó en el 2017. Tardo hasta ese entonces a pesar de que el gobierno de Ucrania había suplicado desde los años 90 que se le diera una excepción para poder proteger a los millones de ciudadanos ucranianos de la diáspora repartidos por toda Europa que estaban siendo sometidos a explotación laboral y sexual precisamente porque tenían pocos derechos como residentes ilegales.

¿Qué hizo que Europa esperara tanto para aprobar la excepción? En pocas palabras, antes de esa fecha no era políticamente rentable hacerlo. Tenían pleno conocimiento de la pobreza existente en Ucrania y los problemas que tenía su diáspora, pero aún existía un entendimiento común de que lo que estaba sucediendo en Ucrania aún no era un problema europeo. Tuvieron que ocurrir dos cosas para que esta perspectiva cambiara: el estallido de la Guerra de Donbass en 2014 y el comienzo de la crisis migratoria en 2015.

Entonces ahí fue que se finalizó la aceptación de los ucranianos como europeos. A lo largo de casi una década de propaganda dirigida, la represión de sus movimientos antifascistas y la financiación de milicias blancosupremacistas, la imagen de Ucrania se transfiguró de ser un país euroasiático y atrasado lleno de borrachones y prostitutas a ser una nación de mártires contra el expansionismo ruso que “se parecen a cualquier familia europea junto a la que podrías vivir.” De hecho, se convirtió en la última frontera de la OTAN y, por lo tanto, del Occidente. Esta transfiguración no sólo dependía de la instigación de un mayor antagonismo entre la Federación Rusa y la República de Ucrania, sino también de la recién inventada dicotomía de los ucranianos como los inmigrantes ideales y los de África y el Medio Oriente como singularmente reaccionarios y belicosos. Es cómico lo contradictoria que es esta dicotomía: Europa abrió sus fronteras a los ciudadanos ucranianos porque huían de la guerra y las cerró a todos los demás porque también huían de la guerra.


Y sí, la invasión rusa es vil. Siento la necesidad de afirmar esto de la manera más simple posible porque en este clima discursivo actual, criticar el fascismo en Ucrania y los miembros de la OTAN a menudo se malinterpreta deliberadamente para significar que estás siendo un apologista de Putin. No es por ser grosera, pero como dicen en mi país: Putin me la masca. Cuanto antes desaparezca del panorama de la política rusa y, con suerte, sea inmediatamente reemplazado por alguien que haga más que un anti-imperialismo de la boca pá fuera, mejor.

Sin embargo, no creo que sea un actor irracional como se le suele retratar. Los medios occidentales se han empeñado en tratar de orientalizarlo a pesar de que es blanco para cualquier persona fuera de Europa que tenga ojos, pero aún opera dentro de la comprensión occidental de lo que implica la soberanía nacional. A su entender, los residentes de Donetsk y Lugansk se identificaron como rusos y votaron a favor de unirse a la federación, por lo que estaba “obedeciendo” su mandato al reconocer su secesión de Ucrania.

Además, tampoco miente cuando dice que el Occidente ha fomentado el conflicto entre Ucrania y Rusia porque desde el estallido de la guerra en el Donbass en 2014, miles de personas de ciudadanía rusa han muerto en el conflicto y los rusos son algunos de los grupos más victimizados por crímenes de odio en Ucrania. Lo contrario también es cierto y ha habido un aumento preocupante de nacionalistas rusos victimizando a la comunidad ucraniana en Rusia. La violencia étnica de esta escala entre rusos y ucranianos comunes y corrientes habría sido impensable durante la época soviética, porque, tal como me han dicho muchos de mis amigos eslavos, tal acto se consideraría fratricida.

Las culturas ucranianas y rusas, junto con las que existen en Bielorrusia, están lo más estrechamente relacionadas posible. Incluso las tres comparten la narrativa originaria de ser continuaciones del Kievan Rus. Cada uno tiene grandes poblaciones de hablantes de los idiomas de los otros dos, además de un alto nivel de inteligibilidad mutua entre todos. Esto es aparte del hecho de su relación genética muy cercana, además de una apariencia estereotipada generalmente similar. Como dijo un soldado ruso peleando en este conflicto, “no sabemos a quién disparar. Se ven iguales a nosotros.”

La gente fue inmediata y correcta al decir que esto implica que los soldados están entrenados para disparar contra personas racializadas, pero creo que también ilustra uno de los aspectos más tristes de este conflicto. Estas culturas tienen mucho más en común entre ellas que con el resto de Europa, y los ucranianos están siendo utilizados como corderos de sacrificio en una guerra que finalmente ni siquiera se trata de ellos.

El problema real en este conflicto es el antagonismo perpetuo entre Rusia y la OTAN, del cual Ucrania se ha convertido en el campo de batalla porque es el país más grande que los separa y porque su población es particularmente vulnerable. Desde que existe la OTAN, los analistas y académicos de la geopolítica le han dicho a sus miembros que tenían que tener cuidado con la forma en que se acercaban a Europa del Este. El gobierno soviético y el gobierno ruso que le siguió siempre sostuvieron que existía una promesa por parte de la OTAN de no expandirse a sus fronteras. Hasta el Bond villain en la vida real que es Henry Kissinger advirtió que cualquier intrusión de la OTAN en Ucrania iba a terminar en una guerra. Teniendo en cuenta lo alto que llegó la OTAN en la esfera de gobierno de Ucrania, algunos intelectuales entonces respondieron a la invasión diciendo simplemente “mucho se tardaron.” Nuevamente, esto no debe entenderse como una justificación de las acciones de la federación rusa. Nadie que estudia el tema quería esto, pero tampoco nadie se sorprendió.

A medida que el Occidente se expandió ideológicamente hacia Ucrania, fue necesario racializar a los rusos para diferenciarlos de ellos, pero no es una distinción que finalmente ayude a los ucranianos. No hace falta ser un genio para darse cuenta de que, considerando lo similares que son estas culturas, los refugiados ucranianos (incluso aquellos no sujetos a la racialización) pronto se convertirán en víctimas accidentales de la rusofobia. Si el Occidente fue lo suficientemente ridículo como para pensar que botar vodka que ni siquiera se hizo en Rusia y prohibir a Dostoyevsky, un hombre que es más viejo que los tatarabuelos de Putin, va a hacer algo para ayudar a la causa ucraniana, no hay razón para creer que no comenzarán a agredir físicamente a personas que creen que son rusas. Entonces, básicamente, la rusofobia se convertirá en eslavofobia generalizada por defecto, tal como sucedió con la sinofobia y sus ramificaciones en otras comunidades de Asia durante la pandemia.

En el momento de escribir este artículo, los refugiados ucranianos en la Unión Europea se estiman en más de 2,000,000. Si la guerra continúa, podrían llegar a 7,000,000. ¿No les molesta que los mismos gobiernos que el año pasado quisieron instalar cuotas máximas para los refugiados de África y el Medio Oriente porque disque no tenían espacio para reasentarlos ahora de repente se están vendiendo como los más tolerantes y abiertos? El lecho del Mediterráneo está ensangrentado con millones de cadáveres de personas que querían y eran tan dignas de escapar de la guerra como los ciudadanos ucranianos. ¿Quién llora por ellos? ¿Quién los llama familia?

La tragedia, según los principales medios de comunicación en el Occidente, no es que haya una guerra en Ucrania. La tragedia es que le está pasando a las personas “de ojos azules y cabello rubio” que “ven Netflix” y “tienen títulos de ingeniería.” Lejos de solo indicar que al Occidente sólo le importa porque esto está sucediendo en Europa, lee entre líneas 一 La “solidaridad” extendida hacia Ucrania no es ni siquiera para toda su población. Las poblaciones racializadas de Ucrania que son las principales víctimas del ascenso del neonazismo allí y las que más obstáculos tienen para escapar de la invasión no están incluidas en el paquete.

Detrás de este discurso también hay una razón más sombría de por qué los refugiados ucranianos blancos serán recibidos en la Unión Europea con los brazos abiertos: con una de las edades medias más bajas de Europa, su población en su mayoría está en edad laboral y reproductiva. Europa Occidental, en su perpetua paranoia de que los inmigrantes de África y el Medio Oriente algún día “abrumarán” a sus poblaciones blancas, ha establecido cuotas para los inmigrantes no blancos y ha abierto su frontera a los ucranianos “que se parecen a ellos” porque creen que pueden ser asimilados de una manera que se todavía es imposible para los migrantes racializados.

En fin, sí entiendo que es un conflicto que merece tener cobertura internacional. Igual entiendo que los conflictos en Palestina, Somalia, Yemen y otros países del tercer mundo merecen tenerla al mismo nivel, pero no soy ingenua. Yo sé bien por qué no hablamos de lo que pasa fuera de Europa. No obstante, no deberíamos confundir la cobertura que recibe por un compromiso para resolver el asunto pacíficamente y hacerle justicia a quienes son víctimas de este conflicto. A tanto la Federación de Rusia como a los países que componen la OTAN le importan tres pepinos lo que pasará eventualmente con Ucrania, su diáspora y la comunidad de estudiantes afrodescendientes que allí han hecho su hogar. Espero solamente que se pueda resolver todo prontamente y de forma diplomática. Espero también que este conflicto al menos nos enseñe la importancia de centrar y creerle a los sectores más marginados. Lamentablemente no me siento muy optimista. Hasta ahora esta guerra se me está pareciendo mucho a la Guerra Civil Española 一 En boca de todos, reseñada hasta la saciedad en todos los periódicos del mundo e inspirando a miles de extranjeros a pelear en ella…pero igual culminando en la victoria del fascismo.

Un texto de María Libertad

Lea las partes anteriores en los siguinetes enlaces:

Primera parte Segunda Parte

Comentarios

Entradas populares de este blog

Elegia rota a Rafael Pillado, amigo, mestre, compañeiro e camarada

Elegia rota a Rafael Pillado, amigo, mestre, compañeiro e camarada Yo no me río de la muerte.  Sin embargo conozco su  blanca casa, conozco su  blanca vestimenta, conozco  su humedad y su silencio.  Claro está, la muerte no  me ha visitado todavía,  y uds. preguntarán: ¿qué  conoces? No conozco nada.  JAVIER HERAUD  “Jamás os dire ADIOS, a vuestra cita no faltare”  Es impagable este día eterno sin cielos troquelados  de una “fe adorable que el destino blasfema”  sin un solo dios verdadero  y sin las jaculatorias del miedo y la amargura  Una bandada roja de manos clandestinas  acompaña esta firme tristeza  sin embargo también ondean manteles blancos  de abrazos comestible  Hoy  un sueño que no duerme  se posa con toda la fatiga del mundo  en los ojos desorbitados de escuchar  como cedes la vida  su sonido de semilla  con el peso justo  la indomable sabiduría  por ejemplo, de amar de pie  sin concesiones  Hoy la ciudad tiene los pies fríos y toda ella es una roja periferia donde nadie

El fin del reinado mundial del petrodólar. (Fragmento de GEAB 72 (febrero 2013) - 2013-2015)

Fragmento de GEAB 72 (febrero 2013) - 2013-2015: El fin del reinado mundial del petrodólar Fragmento de GEAB 72 (febrero 2013) - 2013-2015: El fin del reinado mundial del petrodólar Luego, es muy evidente que el petróleo juega un papel primordial en toda esta historia. Cuando en enero de 2006, en el primer número de GEAB, anticipábamos la caída del Muro del Dólar, la analogía que se hizo fue entre el Muro de Berlín y la Cortina de Hierro que le permitieron al sistema soviético durar mucho tiempo, el Muro del Dólar protege a Estados Unidos. Pero a su vez éste Muro esta cimentado sobre el petróleo, esta materia prima tan estratégica que obliga al planeta a recurrir al USD para procurárselo. Mientras el petróleo se pague en USD, la demanda que se genera asegura el dominio de esta moneda. El hecho que la Unión Europea haya seguido a Estados Unidos en sus sanciones contra Irán, en lugar de pagar su petróleo en EUR, le viene bien. Pero la expansión de las rel